Por Roberto Sosa López
Fue un dibujo que hizo en su celda antes de ser llevada a la hoguera acusada de bruja por la Santa Inquisición. Cuenta la leyenda que la mulata el día que sería quemada viva, le preguntó al guardia si algo faltaba a su barco, el hombre le respondió ¡Qué navegue! En ese momento la mujer saltó al barco y desapareció en el dibujo. Un Barquito en la Pared se inspira en la Leyenda de la Multa de Córdoba, de las más contadas en tierras veracruzanas.
Itzel Villalobos escribe la dramaturgia, narra la anécdota en verso. El relato nos habla de Soledad, acusada injustamente de un crimen que no cometió. Petra y su madre ven como es llevada a prisión sin poder hace nada, el miedo las paralizó. A Petra esto le hace pensar que si algo le sucede a ella, nadie haría nada por ayudarla. La historia se adhiere a las desapariciones de mujeres que se vive en el México de hoy.
Las actuaciones son de Fabiola Villalpando, Adriana Alonso, Baruk Serna y Patricia Loranca. Los personajes escogieron acertadamente a sus actores, cada uno vive en ellos; su labor tiene fuerza y rigor; lo que sucede en los personajes sucede en los espectadores. La dirección es de Faviola Llamas, entre mujeres hay afinidad con lo que viven hoy en día, esto lo refleja apropiadamente Llamas sobre el escenario.
Un barquito en la pared es teatro que abraza desde una leyenda, la realidad. Soledad es una mulata bella y enigmática, su mayor delito es eso, ser hermosa en un mundo machista y patriarcal; encarcelada injustamente emancipa su pensamiento que la libera en un barquito que dibujó en la pared. Es una hermosa y poética puesta en escena.
La presenta la Cía. SHKSPR & Cía. En el marco 2º Ciclo Nosotras Somos Memoria. Le quedan funciones esta semana en el Teatro Sergio Magaña, los miércoles, jueves y viernes a las 20:00 y domingo a las 18:00 horas.
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