Por Roberto Sosa López
Según el teatro griego –dice el boletín- lo obsceno es aquello que implicaba violencia y sexualidad y ocurría fuera de escena hasta que llegaba un mensajero para contar lo oculto, es decir lo obsceno. Es el año 3217, cuatro humanos tratan de sobrevivir en condiciones extremas; un androide está con ellos. La obscenidad no oculta nada, son violentos y sus instintos aclaman sexo.
La historia se sitúa en un mundo postapocalíptico con dos universos paralelos, Silere y Vórtex, el primero es una zona de silencio en un desierto, el segundo es una empresa que genera dolor a los habitantes de Silere para crear energía y poder vivir cómodamente. La obra se divide en dos actos; el primero atrapa por sus poderosas escenas, escenografía y vestuario. El segundo es para justificar y entender lo que sucede en el primero.
El humanoide es un andrógino, diseñado para ayudar a los supervivientes. De los cuatro uno se excita y masturba viendo revistas con mujeres semidesnudas; otra necesita tener sexo, durante el orgasmo se le revela el futuro, es como un oráculo futurista. El líder sabe que el sitio donde están no es real, no es como lo perciben, viven una realidad paralela; el grupo habita un mundo donde el presente se repite una y otra vez.
Escrita por Josue Almanza, Los obscenos de Silere / Vórtex cuenta con las actuaciones de Jennifer Mapula, Aldo Bringas, Natalia Verduzco, Sandra Vázquez, Samantha Mejía y Adalberto Márquez, bajo la dirección de Julián Reyes Botello. Vestuario, Estela Fagoaga; escenografía, Erika Gómez; diseño sonoro Xicoténcatl Reyes; iluminación, Alejandro Linares, combate escénico Gerardo Moreno; diseño de video, Gustavo López.
La obra nos habla de un futuro lejano, que la ciencia ficción acerca y hace presente; en teatro la representación de este género es muy complicado. Aplaudo el primer acto, me atrapó, me llevo en el imaginario colectivo hacia el futuro, la utopía bien articulada con escenas violentas y eróticas. En el segundo me perdí con la gran cantidad de movimiento escénico que los mismo actores sufren; el vestuario ya no es lo que impacta en el primero.
Las funciones son en La Capilla Teatro, los sábados a las 18:00 horas hasta el 23 de septiembre.
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