Por Roberto Sosa López
Es un sábado a inicios de marzo, la cita para ver la obra es una casa en la colonia Santa María la Ribera, la referencia es que está cerca del metro San Cosme. Tomo un taxi saliendo de la estación, no conozco la calle. El conductor le habla a su teléfono para que lo guie. Llegamos a la dirección, camino por la acera para dar con el número. La entrada es de una casa que impresiona por su estilo, construcción y el tiempo que pareciera se quedó a vivir allí.
El inicio es en el patio, los personajes se cubren los rostros con la fotografía de una mujer que nos muestra su lengua, es el rostro de la autora Anna Seghers, una judía-alemana que salió de su país cuando dio inicio la Segunda Guerra Mundial, huyo del nazismo alemán. La narradora es Netty Radvanyi, bisnieta de Anna quien sube por una escalera metálica hacia un balcón para dar inicio a la ficción.
La casona recibe a los visitantes, solo entramos veinte personas a conocer el biodrama escenificado en pasillos, escaleras, salones y terrazas. En este sitio el tiempo se detuvo para dialogar con los personajes y espectadores. La dramaturgia se mete entre sus grietas y muebles; los objetos que habitan el espacio miran a los visitantes extrañados por irrumpir su calma. El aire que se respira tiene aroma de otra época.
Al final platiqué con Micaela Gramajo, directora de la puesta en escena. Visiblemente emocionada aceptó la entrevista.
R S.- ¿Cómo llega a ti esta obra, que te dice el texto?
MG.- “La excursión de las niñas muertas” es un proyecto al cual me convoca Netty Radvanyi, bisnieta de Anna Seghers, autora de este relato, escritora judía- alemana que escapó de los horrores de la Segunda Guerra Mundial; subió a un barco con destino a EE.UU. pero no los dejaron bajar por alguna razón –los judíos tenían problemas para desembarcar en todas partes- , llegó a México, aquí vivió entre 8 o 9 años antes de volver a Alemania cuando termino la guerra y derrocaron a Hitler. Estando en México escribió este relato, de todo lo que escribió aquí, éste es el más autobiográfico. Quien nos juntó para iniciar el proceso fue Homero Fernández Segura, él vio mi trabajo “Te mataré derrota”. Netty le habló que quería levantar este proyecto, tenía un biodrama que hablaba también de temas similares, el régimen fascista de los alemanes, el holocausto y de una herencia judía. Nos reunió y así empezó este trabajo. Esta obra ya la habíamos estrenado hace un año y medio, es una experiencia para muy poca gente, no es una obra muy popular en ese sentido, es una experiencia muy íntima para pocas personas ya que los espacios son reducidos, con escenas muy íntimas. Hemos armado este recorrido. Para mí es importante reestrenar la obra un año y medio después nuevamente. Es en colaboración con el Museo del Chopo, me emociona especialmente poder colaborar en esta idea tan hermosa y pertinente que tiene el Chopo desde años atrás. Desde las artes vivas busca un diálogo con el barrio, no solo que los vecinos se acerquen al museo, sino que el museo también salga al barrio; una colaboración muy lógica en esta casa maravillosa aquí en la Santa María la Ribera. Como directora fue volverme a relacionar con este material de otra manera. Mi vida ha cambiado desde que inició este genocidio atroz (el genocidio que comete el estado de israel en contra del pueblo palestino), encuentro una manera -lo digo así- de rescatar mi propia herencia judía desde el anti sionismo, desde la causa Palestina, abrazar absolutamente la causa Palestina. Y sí yo aprendí algo del exterminio de mis bisabuelos, es decir nunca más, y hoy tengo una obligación humana de decir ¡nunca más!. Esto no debería estar sucediendo, todo el mundo nos tendríamos que estar expresando en contra. Implicó intentar tejer esta historia del pasado con el presente; como judías también nos importa mucho poder decir esta historia nuestra, esta gran herida nuestra nunca será usada como un arma, no debería ser usada como un arma. Solo me podía enfrentar a esta obra haciendo las conexiones dramatúrgicas necesarias para hablar de lo que ocurre hoy".
RS.- Esta historia ocurrió hace muchos años y hoy tiene una resonancia importante. He escuchado y leído tu postura ante tu origen y como vives este genocidio ahora. Hoy se vive una ola anti semita, contra Israel por lo que está aconteciendo con los palestinos. ¿Cómo lo vives, desde tus raíces, lo que vivieron tus antepasados y como lo ves ahora?
MG.- "Lo vivo justo así. Creo que sí algo aprendí de mi abuelo, su sobrevivencia del Holocausto, es que nos tocaba oponernos a cualquier tipo de injusticia de cualquier pueblo o persona sin importar su nacionalidad y origen étnico; primero eso, insisto, si algo aprendimos de ese tremendo genocidio es tratar de evitar que esa historia se repita, también sí que me siento responsable de expresar en la medida de mis posibilidades las diferencias que hay, es un momento que hay que estudiar, leer y enterarse. Ser judío no significa ser sionista, ser judío no significa ser pro Israel, ni significa estar de acuerdo con la limpieza étnica de un pueblo, ni estar a favor de una ocupación ilegal en una tierra ajena. Como judía es importante para mí decir que somos muchas personas judías que pensamos así; más de la mitad de judíos en el mundo no vivimos en Israel, no sé de esta gran mayoría cuántos nos oponemos a lo que el Estado de Israel ha hecho con pueblo palestino. Hoy más que nunca es importante levantar la voz; hay mucho terror, señalamiento, si uno dice cualquier cosa, eres señalado como anti semita por hablar en contra de Israel. Las personas judías tenemos una responsabilidad mayor, aunque nos digan anti semitas, nos digan que somos judíos que nos odiamos a nosotros mismos, es una gran mentira. Para mí la manera de honrar mi herencia es hablar en contra de esta atrocidad e injusticia como de otras injusticias en el mundo, ésta más, ésta me corresponde más, me corresponde oponerme más, porque es mi historia la que está siendo usada. Cómo un trauma, un miedo que pareciera poder articular la violencia con mecanismos similares, en este caso contra el pueblo palestino".
RS.- Volviendo a la puesta en escena, la casa está de no lo crees, desde que vi la portada dije sí así es la fachada cómo será dentro. Hay una energía muy especial para contar la historia ¿la escogieron o la casa los escogió a ustedes?
MG.- "La casa nos escogió y nos recibió; esta casa llegó a nosotras de una manera hermosa, en un acto de generosidad absoluta. Este es el taller de herrería de los artistas escultores que trabajan el metal y el alambre como puedes ver. Está llena de piezas metálicas. Malcolm Coelho y Girasol Botello vieron la obra en su edición pasada en una casa en San Miguel Chapultepec, ellos nos dijeron: “tenemos una casa que sería ideal para esta obra”. Aceptamos felices, venimos a verla, fue amor a primera vista. No estaba así, para esta puesta en escena primero fue un trabajo de limpieza brutal. Contamos con el trabajo de Alain Kerriou que es un escenógrafo, iluminador y artista visual increíble; no hay un solo elemento lumínico que sea de la casa, toda la iluminación es de teatro, así como el trabajo de arte, ambientación y decorado. La instalación plástica fue en diálogo con los objetos de la casa, con las obras artísticas, con los metales y materiales que encontramos aquí. Fue como un parque de diversiones en el cual no podíamos parar, pasábamos madrugadas enteras jugando con los materiales, acomodando libreros, los pasadizos. Fuimos muy afortunadas tener este espacio, ponerlo a dialogar con el Chopo y dialogar con la historia". Concluyó.
Actúan: Regina Flores Ribot, Ana Cortina Zirpins, Erik Gutiérrez Otto, Rubén Casas, Netty Radvanyi, y Micaela Gramajo Szuchmacher; dramaturgia, Netty R.y Micaela G.; dirección de escena Micaela Gramajo; musicalización, Carlos Matus; dispositivo escénico, Alain Kerriou; vestuario, Netty Radvanyi; traducción Claudia Cabrera. Casa Taller Tulipán / Esculturas: Malcolm Coelho y Girasol Botello.
Una colaboración de Ohtli Producción A.C., el Patronato de la Industria Alemana para la Cultura A.C. y el Museo Universitario del Chopo. Las funciones son los sábados y domingos a las 19.00 horas hasta el 17 de marzo.
Salí del sitio con la satisfacción de ver teatro en un espacio distinto, con otra energía, con una magia distinta. El barrio me vio caminar por sus calles, la mayoría de las casas tienen un estilo parecido; la noche en calma me acompañó a tomar el autobús de regreso a casa, bajo su manto el teatro sucedió.
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