Por Roberto Sosa López
Interpretar o encarnar a los protagonistas del clásico La señorita Julia de August Strindberg. El título dice que nunca supieron cómo, los personajes en la historia original tampoco; Juan y Julia enfrentan los atavismos de las clases sociales; se dejan llevar por la lujuria en una batalla de sexos dejando todo al azar, en una especie de albur. En la obra de Strindberg sucede en la noche de San Juan, acá es la del año nuevo.
Julia es hija de un poderos hacendado, lo tiene todo; aburrida de los suyos, esa noche baja a la cocina donde los sirvientes festejan, el fastidio la empuja ahí en busca de nuevas sensaciones. Juan es el mozo de su padre, es fuerte y varonil. Cristina es novia de Juan, cocina y se duerme en tanto Julia seduce a Juan. El alcohol desinhibe a la pareja, Julia olvida que es la hija del dueño; Juan seduce a la hija de su patrón. El conflicto da inicio.
Juan Carlos Franco hace la adaptación, respeta la anécdota; la reescritura es con tres personajes, el padre de Julia no aparece. La tensión dramática no está solo en Julia y Juan, acá el rol que juega la novia de Juan equilibra el drama. Hay elementos que agrega al relato como el reno muerto que arrastra Cristina a la cocina para extraerle las vísceras, lo hace después que descubre el engaño.
La dirección es de Daniel Giménez Cacho, creo que fue un acierto poner en sus manos esta versión de La señorita Julia; su estilo desparpajado, desenfadado y hasta cínico al actuar y dirigir le viene bien a la obra. Los personajes están en la línea que Giménez les traza, entre cordura y locura. La primera hora de función atrapa la atención, lo tiene todo bajo control, después siento que tiene altibajos y cierra permitiendo que la protagonista se vea rebasada por el personaje.
El reparto lo conforman dos actrices y un actor del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, Nara Pech (Critina), CeciLia Ramírez Romo (Julia) y Alan Uribe Villarruel (Juan). No veo equilibrado su trabajo. Alan está en su personaje; Cecilia encarna a Julia magníficamente la primera parte de la obra, la segunda termina sobreactuando; la mejor es Nara, su actuación es excelente. La escena en la que se para sonámbula, habla y camina por todo el escenario está de verdad genial, nivel que otorga en toda la obra.
Juan y Julia nunca supieron como es la versión de Fröken Julie de August Strindberg escrita en 1888, en esta adaptación como en la original se explora la lucha de clases sociales, el amor, la lujuria y la batalla de sexos con una fuerte carga de determinismo, es decir que todo fue producto del azar y la casualidad. A más de un siglo de haberse escrito, seguimos hablando de estos temas, siguen resonando, y el teatro lo continuará señalando, así nuestra historia.
Espacio escénico, Daniel Giménez Cacho; iluminación, Patricia Gutiérrez; vestuario, Libertad Mardel y Valeria Paulino; diseño sonoro, Rodrigo Espinosa. Producción Compañía Nacional de Teatro. Funciones en la Sala Héctor Mendoza de la CNT de jueves a domingo hasta el 23 de junio, entrada libre.
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