Por Roberto Sosa López
El juego terminó, ya no quiere seguir; lo más complicado es aceptarlo. Fin de partida, el viejo Hamm es el amo ciego que no puede estar de pie; su sirviente Clov no puede sentarse. Fin de partida… ¿están en un basurero, bunker o sótano…? Afuera no hay nada, solo destrucción… ¿es el apocalipsis? Fin de partida, Nagg y Nell son los padres de Hamm, no tienen piernas, viven dentro de botes de basura.
Fin de partida, es irracional, ilógica en un mundo muerto, estático…sin cambios. Fin de partida es teatro… del absurdo. Samuel Becket duda, su obra tiene sentido. “De enigmas y soluciones, ni una palabra. Para cosas tan serias están las universidades, las iglesias, los cafés, etc.”. Fin de partida, lóbrego escenario, y referencia constante de una civilización que ya no existe.
Fin de partida está en el teatro. Absurdo sería que no la veas; quédate en tu casa a repetir lo mismo todos los días, abrazado a tu existencialismo y paradójico nihilismo. Fin de partida es con actores que no quieren ser, pero se creen los personajes. El director te dirá que vayas, finalmente le vale verga si la ves o no. Fin de partida, el juego se acabó.
Fin de partida de Samuel Becket está en el teatro El Granero Xavier Rojas, lunes y martes hasta el 19 de septiembre. COMPAÑÍA DE TEATRO EL GHETTO. Dirección Agustín Meza. Actúan Luis Alberti. Medin Villatoro Alejandro Obregón y Rosario Sampablo.
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