Por: Roberto Sosa López
Atroz y cruel, así es el abrazo que le da el lobo a Caperuza, sin embargo ese abrazo lo reconoce, lo siente familiar. La pesadilla le roba el sueño, el lobo le pide guardar el secreto, no decirle a nadie nada. Callar es cargar con el peso de la culpa, se siente triste, ya no canta, el miedo se apodera de Caperuza.
La fábula cambió, en este cuento a Caperucita el lobo no la intercede en el bosque camino a casa de su abuelita, el lobo habita en el hogar de la abuela. En su camino se encontrará con otros personajes, “la esperanza” le da fuerzas para no guardar silencio, no seguir viviendo bajo la amenaza del lobo.
Cabe señalar la pertinencia que Feroz tiene en un contexto donde el abuso a niños y niñas es grave; la puesta en escena es un llamado a concientizar al público infantil sobre los riesgos que corren con la gente cercana a ellos. Caperuza es una niña como muchas en este país que viven en sus hogares bajo la amenaza de los “lobos”, en su propia familia están los depredadores que intentan comer su inocencia.
Será necesario cambiar los cuentos infantiles donde todo se presenta como aventuras en color de rosa, donde los protagonistas son rescatados por héroes que los salvan de los malos. No, hoy la cruel realidad los extrae de su mundo de fantasía; hoy es necesario dotarlos con las armas con las que se puedan defender. El teatro es una de ellas, aquí está la prueba. Feroz es una obra bien montada y bien lograda.
De María José Pasos, la obra se presenta con las actuaciones de SusanTax (Susan Francine) y Gina Martínez Ortega, bajo la dirección de Ulises Vargas y Nara Pech. La Compañía Belacqua,
provenientes del Estado de Yucatán, la presenta en el teatro Orientación los sábados y domingos a las 12:30 horas, hasta el 12 de septiembre.
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