Pequeña entrevista a Itzhel G. Razo por Roberto Sosa López
Actriz y autora en Wilma. Directora en Porta Teatro. Trabajó como Performer en ASYC / El Teatro de Movimiento. Estudió Awardee en IACS. Estudió Theatre & Film en 단국대학교 ( DanKook Univ. ). Estudió en Colegio Nacional de Danza Contemporánea. Estudió Literatura Dramática y Teatro en U.N.A.M.
Dramaturga, actriz, bailarina, performer y productora, son las facetas de Itzhel. Su paso por los escenarios es amplio, una trayectoria donde muestra talento, capacidad y belleza. Entre sus obras como actriz y performer están: “El juego de mamá”, “Litosfera”, “Vengo del sur”, “We need to kill Lolita” y “Orgasmos del cosmos”. En “Lear” bajo la dirección de Germán Castillo, muestra su talento como bailarina y actriz. Co Dirige con Guillermo León en “La isla de los perros”. Adapta y codirige con David Hevia “Lulú”. Y su más reciente puesta en escena es “Wilma”, que escribe, dirige, produce y actúa.
-RS. ¿Por qué haces teatro y cómo lo vives?
-IR. Hago teatro como un medio, así lo he dicho siempre, como un medio de salvación, personal y social; confío en que este arte vivo tenga la fuerza suficiente para transformar tanto a quien lo hace, a quien lo vive, lo escribe, lo interpreta, así como quien lo recrea y a quien lo percibe desde las butacas. A diferencia del cine o digamos del audiovisual que pasa por un filtro, una edición, una corrección, el teatro es el momento que se vive y sucede; permite la magia, la mística, que permite también el ritual, la ritualidad. Sus orígenes, justo el nacimiento del teatro que tenía que ver con la posesión de un Dios, me hacen muchísimo sentido. Sigo pensando que tiene el mismo poder de reencarnar, de vivir en la piel y experimentar situaciones únicas que suceden solo ese momento, y se crea un hilo, el hilo conductor que al mismo tiempo se transforma con el personaje. Y es algo que se está transformado también en el receptor; en el ideal de los casos, cuando llaga a ser teatro sagrado, el teatro pasa un nivel metafísico incluso.
La pandemia me ha colocado justo en la reflexión del por qué hago lo que hago; soy actriz, soy bailarina, soy artista escénica, me puedo desplazar al cine, a las series de televisión, etc. Creo que mi conflicto este año radica en eso, mi pasión por vivir este proceso teatral, escénico, este arte vivo, que transforma, que es inmersivo. Como sabes me gusta interpretar y crear desde ese lugar que es el riesgo, desde esa escena liminal, desde ese sitio border, del que no sabes cómo vas a salir; meterme en trances. Y todo eso es justo lo que ahora no se pude. Me ha puesto a preguntarme: ¿qué hago, me voy hacer series de televisión, castings? Y mi respuesta prevalece en resistir como artista, esperar como artista, en seguir gestando posibles futuros escénicos, gestionando mi propia obra; creo que definitivamente no está en migrar hacia esos lugares; por algo hago teatro, por algo decidí hacerlo, está ha sido mi carrera de hace diez años; por algo tomo está decisión. Me gustaría expandirme hacia otras esferas, pero no de manera radical y definitoria.
-RS. ¿Cómo afrontas no estar creando, no estar sobre un escenario?
-IR. Siempre estoy creando, ayer en el parque lo pensaba. ¿Qué es lo que me ha mantenido a flote este año? Tiene que ver con la capacidad creativa que enfrentas todos los días, todas las obras de teatro, los personajes que se viven en el día a día, en la magia misma de la vida, del observar, cuestionarme, crear ficción. No tenemos ahora un escenario, pero tenemos este escenario que es la vida. Esa chispa creativa sigue aquí, sigue en mí; cómo habito mi espacio, modifico o no mi casa, cómo vivo el día a día y cómo construyo historias aunque sean para para mí misma o un espectador menor. Espero con mucha urgencia volver a mi oficio, estoy paciente, estoy convencida que el teatro volverá con mucho más fuerza. Aunque suene paradójico y aunque creemos que nadie nos extraña, esa idea de que no somos indispensables para la sociedad, creo que si lo somos, y quizás no nos hemos dado cuenta de que tanto. El teatro se está modificando, está surgiendo una transformación y cuando regrese la hará con más fuerza, con la necesidad urgente de hablar, estar y vibrar. Es también una gran lección, estábamos demasiados sistematizados en esta idea de las convocatorias, las temporadas, una rutina de vida; ahora esto nos puso en pausa, nos hizo entrar más en nosotros mismos, entrar más –en mi caso- en mi misma, en tocar mi esencia creativa, ese primer impulso de cuando era adolescente, una niña, y pensaba quiero hacer teatro, arte. Creo que regresé a mi niña, mi niña artista y es algo que agradezco mucho, porque de pronto te encaminas, te vicias, generas rutinas, muchos vicios. La próxima vez que esté allí, con el próximo personaje, próxima obra y creación, seré muy honesta en lo que voy a hacer, voy a hacer muy virgen, como lo fui en mis inicios y eso es algo que está muy chido…interesante.
Foto tomada de las redes sociales de la actriz.
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