Por Roberto Sosa López
Se hermana Esperanza le llamó por teléfono, tenía que viajar a Mérida, su padre había sufrido un infarto. Ella se encontraba en la CDMX dando funciones. Su “ancho y promiscuo corazón” le estaba fallando. En el vuelo hacia la capital del Estado de Yucatán evoca uno a uno los momentos que vivió con su padre. En su memoria habitan recuerdos con los que construye la dramaturgia y le dan forma al relato.
La autoría, dirección y actuación son de Conchi León, es un poderoso texto que transita entre el drama y la comedia, un monólogo que recorre los momentos trascendentes en su infancia, etapa cincelada con dolor y con la desdicha de ver a su madre víctima de un padre golpeador. Desde un rincón de su habitación Conchi nos transporta al pasado con canciones y fotos de Pedro Infante.
Cachorro de león es un viaje introspectivo que abre heridas del pasado, un recorrido agridulce que la protagonista comparte con el público. Un texto autobiográfico que incluye a los amigos de su viejo: “El pulpo”, “El plateado” o “El picapiedra”. Sabremos que odiar a un abuelo payaso podría ser una paradoja si somos actores, o que después de golpearte la cabeza no sirvas para nada, solo para hacer teatro.
La obra la vi durante la pandemia por zoom, es un texto poderoso que traspasó la pantalla y nos atravesó. Hoy la podemos ver en vivo con tolos los elementos convencionales del teatro. Conchi rompe la cuarta pared e invita cervezas León –de su tierra yucateca- a algunos de los asistentes, con esto le rompe formalidad al drama.
Cuenta con una colaboración artística de Juliana Faesler; especio escénico e iluminación Esaú Corona. Las funciones son en el Teatro Xola Julio Prieto los miércoles a las 20:00 horas hasta el 26 de junio.
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