Por Roberto Sosa López
Así lo escribió sobre el muro de ladrillos, así es como quiere que lo llamen. Su pasión es el básquetbol, fanático de los Chicago Bulls equipo de la NBA; usa la playera con el número 23, el mismo que porta su ídolo Michael Jordan. La historia se sitúa en el verano de 1998, año en que el Chicago Bulls gana su sexto campeonato con figuras como Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman.
La acción se desarrolla en una cancha de básquetbol, Omar y Luisa son amigos, los problemas inician cuando Omar conoce a Fabricio, el chico malo quien lo induce a fumar y robar, además le baja sus tenis “Jordan” que en aquellos años estaban de moda. En los 90s no había celulares, ni internet, pero si güeyes pasados de vivos con los más morros. La amistad entre Omar y Diana se pondrá a prueba con la presencia de Fabricio.
Barracuda es una historia que ya perdió vigencia, nos les habla a los jóvenes de hoy, quizá se montó pensando en quienes ya pasan de los 40 años o más. El texto lo escribe Sergio López Vigueras, lo siento flojo, no profundiza, es muy ligero; el conflicto lo basa en el abuso que sufre un adolescente por culpa de uno mayor, quien lo amenaza y somete. La joven es un personaje que no trasciende en la historia.
Las actuaciones son de Diana Sedano, Fernando Rebeil y Raúl Villegas. A los tres los visto en obras potentes y con buenas actuaciones (Diana ya reveló su capacidad como directora), acá no tienen de donde agarrarse para mostrar su gran talento. La dirección es de Ricardo Rodríguez con experiencia como actor y director, hace lo que puede, con un texto así no hay mucho de donde echar mano.
Barracuda es obra que prometía por el reparto, director, autor y con funciones en un recinto de la UNAM, y no, quedan a deber al espectador. Lo he dicho y lo repito otra vez, del teatro se debe salir sintiendo que algo, que te mueva, dijo algo que te sacudió; contento o enojado. Salí sin sentir nada –bueno sí, decepción- ni hablar así es cuando sucede. El balón cuando era encestado no caía, se quedaba en la red, igual que sus buenos propósitos.
Vestuario y escenografía, Fernanda García; dramaturgia e iluminación, Sergio López Vigueras; diseño sonoro y musicalización, Genaro Ochoa. Los Bocanegra la presenta en el teatro Santa Catarina de jueves a domingo hasta el 30 de junio.
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